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SaludTodo sobre el CÁNCER (2nda Parte)

Tal y como dijimos en la primera parte de este artículo (CONOCIENDO AL CÁNCER (1era Parte) – Elite Fitness Andorra), hablar de cáncer hoy en día no esta exento de cometer errores. De hecho la creciente tasa de muertes causada por esta enfermedad ha hecho que tanto la medicina como la investigación científica centren sus esfuerzos en tratar de comprender esta compleja y característica enfermedad.

En la primera parte hablamos brevemente de conceptos tan interesantes y complejos como la Apoptosis y la Autofagia para entender de manera simplificada las graves consecuencias que puede acarrear el hecho de que imposibilitemos a través de nuestros hábitos, que se den períodos de renovación y limpieza celular, exponiéndonos a incrementar el riesgo de contraer múltiples enfermedades y complicaciones.

Hoy trataremos de entender el origen de esta enfermedad, su proliferación y los posibles tratamientos, abordando el papel que desempeñan por ejemplo, intervenciones como el Ayuno Intermitente o la dieta cetogénica en sinérgia con los métodos químicos y farmacéuticos tradicionales.

EL ORIGEN

El cáncer se debe en la mayoría de los casos, a la mutación o alguna otra activación anormal de los genes celulares que controlan el crecimiento y la mitosis celular. Los protooncogenes son genes normales que codifican diversas proteínas responsables del control de la adhesión celular, el crecimiento y la visión. Si mutan o se activan de forma excesiva, los protooncogenes pueden convertirse en oncogenes con funcionamiento anómalo capaces de provocar cáncer. En los cánceres humanos se han descubierto hasta 100 tipos distintos de oncogenes.

Un oncogén es un gen que ha mutado y contribuye al desarrollo de un cáncer. En su estado normal, no mutado, los oncogenes son llamados proto-oncogenes. Estos juegan un papel importante en la regulación de la división celular.

En todas las células también hay antioncongenes, denominados  también genes supresores de tumores, que suprimen la activación de los oncogenes específicos, es decir, la pérdida o inactivación de los antioncogenes permite la activación de los oncogenes que conduce al cáncer.

Por varias razones, solo una fracción diminuta de las células que mutan en el organismo producirá un cáncer alguna vez. En primer lugar, la mayoría de las células mutadas tiene una capacidad de supervivencia menor que las células normales y, simplemente, mueren. En segundo lugar, solo algunas de las células mutadas que sobreviven son cancerosas, porque incluso la mayoría de las células mutadas tiene controles de retroalimentación normales que impiden su crecimiento excesivo. En tercer lugar, las células que son potencialmente cancerosas se destruyen, a menudo en el sistema inmunitario del organismo antes de que crezcan y desarrollen un cáncer. La mayoría de las células mutadas forma proteínas anormales en el interior de los cuerpos celulares como consecuencia de su alteración genética. Estas proteínas activan el sistema inmunitario del organismo, lo que hace que generen anticuerpos o linfocitos sensibilizados que reaccionan contra las células cancerosas y las destruyen. Tras la supresión del sistema inmunitario, por ejemplo en personas que toman fármacos inmunodepresores después de un trasplante renal o cardíaco, la probabilidad de que se desarrolle un cáncer se multiplica hasta por cinco. En cuarto lugar, normalmente se necesita la presencia simultánea de varios oncogenes activados para provocar el cáncer. Por ejemplo, uno de estos genes podría promover la reproducción rápida de una línea celular, pero no se produce cáncer porque no hay otro gen mutante simultáneo que forme los vasos sanguíneos necesarios.

El cáncer puede desarrollarse en cualquier parte del cuerpo. Se origina cuando las células crecen sin control y sobrepasan en número a las células normales. Esto hace que al cuerpo le resulte difícil funcionar de la manera que debería hacerlo.

Ahora bien, ¿cuáles son las causas de estas alteraciones genéticas?

Teniendo en cuenta que se forman muchos billones de células nuevas cada año en el ser humano, la pregunta debía formularse mejor: ¿Por qué no todos los seres humanos desarrollan millones o billones de células cancerosas mutantes? La respuesta se basa en la increíble precisión con la que se replican las cadenas de ADN de los cromosomas en cada célula antes de la mitosis y también en el proceso de corrección que corta y repara cualquier cadena anormal de ADN antes de permitir que el proceso mitótico continúe. A pesar de todas estas precauciones celulares heredadas, es probable que se forme una célula nueva por cada varios millones formados que aún tenga unas características mutantes significativas. Es decir, la única posibilidad es que se produzca todo lo que se necesita para que tenga lugar la mutación, por lo que podemos suponer que un gran número de cánceres son, simplemente, el resultado de un suceso desafortunado. No obstante, la probabilidad de mutaciones aumenta enormemente cuando una persona se expone a determinados factores químicos, físicos o biológicos, como son los siguientes:

  1. Es bien sabido que la radiación ionizante, como los rayos X, los rayos g y la radiación de partículas procedentes de sustancias radiactivas, e incluso la luz ultravioleta, predispone al cáncer. Los iones formados en las células tisulares bajo la influencia de este tipo de radiación son muy reactivos y pueden romper las cadenas de ADN, con lo que se provocan muchas mutaciones.
  2. Algunas sustancias químicas también tienen una mayor propensión a provocar mutaciones. Hace tiempo se descubrió que hay varios derivados del colorante anilina que pueden provocar cáncer, por lo que los trabajadores de plantas químicas que producen este tipo de sustancias tienen una predisposición especial a desarrollar un cáncer si no usan protección. Las sustancias químicas que provocan la mutación se denominan carcinógenos. Los carcinógenos que actualmente provocan el mayor número de muertes son los contenidos en el humo de los cigarrillos. Estos carcinógenos provocan aproximadamente la cuarta parte de todas las muertes por cáncer.
  3. Los irritantes físicos también provocan cáncer, como sucede durante la abrasión continuada del revestimiento del aparato digestivo por algunos alimentos. El daño de los tejidos conduce a una sustitución mitótica rápida de las células. Cuanto más rápida sea la mitosis, mayor será la probabilidad de mutación.
  4. En muchas familias hay una importante tendencia hereditaria al cáncer. Esta es consecuencia de que la mayoría de los cánceres requieren no solo una mutación, sino dos o más antes de que aparezca el cáncer. En familias particularmente predispuestas al cáncer se supone que ya han mutado uno o más genes cancerosos en el genoma heredado, por lo que en estas familias tienen que producirse muchas menos mutaciones adicionales antes de que comience a crecer un cáncer.
  5. En los estudios realizados en animales de laboratorio se ha demostrado que algunos virus provocan ciertas clases de cáncer, como la leucemia. Este fenómeno se consigue normalmente por una de dos vías: en el caso de los virus de ADN, la cadena de ADN de un virus se inserta a sí misma en uno de los cromosomas y, de esta forma, se provoca una mutación que conduce al cáncer; en el caso de los virus ARN, algunos transportan una enzima denominada transcriptasa inversa que provoca la transcripción del ADN desde el ARN. Este ADN transcrito se inserta en el genoma de la célula animal, con lo que se produce el cáncer.

CARACTERÍSTICAS INVASIVAS DE LA CÉLULA CANCEROSA

Si hay algo que destaca cuando se investiga un cáncer, es que las células cancerígenas tienen unas determinadas peculiaridades que las diferencian de las células normales. Vemos cuáles son:

  1. Como dijimos en la primera parte de éste artículo, la célula cancerosa no respeta los límites habituales del crecimiento celular, ya que, presumiblemente, no requieren los mismos factores de crecimiento que son necesarios para el crecimiento de las células normales.
  2. Las células cancerosas son bastante menos adhesivas entre sí que las células normales, por lo que tienden a dispersarse por los tejidos, entrar al torrente sanguíneo y transportarse por el organismo, donde forman nidos para crecimientos cancerosos nuevos.
  3. Algunos cánceres también producen factores angiogénicos que provocan el crecimiento de muchos vasos sanguíneos nuevos dentro del cáncer, por lo que aportan los nutrientes necesarios para el crecimiento celular.
  4. Cambios citoesqueléticos: la distribución y la actividad de los microfilamentos y microtúbulos pueden cambiar. Estas alteraciones cambian la manera en la que la célula interactúa con las células adyacentes y alteran la apariencia de las células. Los cambios en el citoesqueleto también afectan a la adhesión de la célula y a su movimiento (motilidad).
  5. Cambios en el núcleo: la forma y organización del núcleo en las células cancerígenas pueden ser marcadamente diferentes de aquellas en células normales del mismo origen. Este cambio es útil en el diagnóstico y la determinación de la etapa del tumor.
  6. Producción de enzimas: las células cancerígenas comúnmente secretan enzimas que les permiten invadir a tejidos vecinos. Estas enzimas digieren las barreras que impiden la migración y propagación de las células tumorígenas.

Fuente: Propiedades de las Células Cancerosas (slideshare.net)

ASPECTO CLÍNICO/BIOQUIMICO:

A los entusiastas, apasionados y defensores de la bioquímica, les encantará saber que defectos en el ciclo del ácido cítrico contribuyen al desarrollo del cáncer.  Se sabe que hay tres enzimas esenciales para la respiración celular que contribuyen  al desarrollo del cáncer: la succinato deshidrogenasa, la fumarasa y la piruvato deshidrogenasa quinasa. Las mutaciones que alteran la actividad de estas tres enzimas  intensifican la glucólisis aeróbica. En la glucólisis aeróbica, las células cancerosas prefieren metabolizar la glucosa a lactato, incluso en presencia de oxígeno ( algo inusual desde el punto de vista bioquímico de una célula normal).

Los defectos en estas tres enzimas tienen un mismo nexo bioquímico: el factor de  transcripción factor-1 inducible por hipoxia (HIF-1).  Normalmente, HIF-1 solo hace aumentar la concentración intracelular de enzimas y transportadores que intensifican la glucólisis cuando disminuye la concentración de oxígeno, una condición que se denomina hipoxia. En condiciones normales,  HIF-1 es hidroxilado por la prolilhidroxilasa 2 y, posteriormente, es destruido por un  gran complejo de enzimas proteolíticas. La degradación de HIF-1 evita la estimulación de la glucólisis. La prolilhidroxilasa 2 necesita para su actividad a-cetoglutarato,  ascorbato (vitamina C) y oxígeno. Por tanto, si la concentración de oxígeno disminuye, la prolilhidroxilasa 2 es inactiva, HIF-1 no se hidroxila y no se degrada, con lo que  se estimula la síntesis de las proteínas necesarias para la glucólisis. El resultado es que aumenta la velocidad de glucólisis.  Los defectos en las enzimas del ciclo del ácido cítrico pueden afectar de forma  significativa a la regulación de la prolilhidroxilasa 2.

Cuando la succinato deshidrogenasa o la fumarasa son defectuosas, el succinato y el fumarato se acumulan en las  mitocondrias y se vierten al citoplasma. Tanto el succinato como el fumarato son  inhibidores competitivos de la prolilhidroxilasa 2. La inhibición de la prolilhidroxilasa 2 da lugar a la estabilización de HIF-1 porque HIF-1 ya no se hidroxila. Parece ser  que el lactato, el producto final de la glucólisis, también inhibe la prolilhidroxilasa 2  interfiriendo con la acción del ascorbato. Además de aumentar la cantidad de proteínas necesarias para la glucólisis, HIF-1 estimula la producción de la piruvato deshidrogenasa quinasa (PDH quinasa).

Estas observaciones que relacionan las enzimas del ciclo del ácido cítrico con  el cáncer sugieren que el cáncer también es una enfermedad metabólica, no simplemente una enfermedad provocada por la mutación de factores de crecimiento o de las  proteínas que controlan el ciclo celular. La constatación de que hay un componente  metabólico en el cáncer abre el camino para nuevas ideas sobre el control de la enfermedad. De hecho, experimentos preliminares sugieren que, si se obliga a las células  cancerosas que están llevando a cabo la glucólisis aeróbica a utilizar la fosforilación  oxidativa mediante manipulación farmacológica, las células cancerosas pierden sus  propiedades malignas. También es interesante destacar que el ciclo del ácido cítrico,  que se ha estudiado durante décadas, todavía oculta secretos que aguardan para ser  desvelados por los futuros bioquímicos. Estaremos atentos.

Fuente: Styyer, Lubert L.; Berg, Jeremy M.; Tymoczko, John L.. Bioquímica: Curso básico (Spanish Edition) (p. 340). Reverte.

CONCLUSIÓN

Después de conocer el método de replicación de las células cancerígenas, quizás la pregunta mas evidente y que después de todo, suscita mayor interés en el público común, surja de la necesidad de entender:

¿Por qué matan las células cancerosas?

La respuesta a la pregunta de por qué matan las células cancerosas suele ser sencilla. El tejido canceroso compite con los tejidos normales para lograr los nutrientes. Como las células cancerosas continúan proliferando indefinidamente, su número se multiplica día a día y pronto demandan prácticamente toda la nutrición disponible para el organismo o para una parte esencial de este. En consecuencia, los tejidos normales sufren una muerte nutritiva gradual.

EFECTO WARBURG, DIETA CETOGÉNICA Y  AYUNO INTERMITENTE

En oncología, el efecto Warburg es el hecho de que la mayor parte de las células cancerosas producen energía principalmente en el citosol, por un proceso de glicólisis anaeróbica, es decir, gracias a altas tasas de glicólisis seguidas por un proceso de fermentación láctica; en vez de producir energía por la vía de oxidación aeróbica del piruvato en las mitocondrias como es lo habitual en la mayor parte de las células normales. Este último proceso hace uso del oxígeno como aceptor final de electrones en la cadena respiratoria. Las células malignas tienen, típicamente, unas tasas de consumo de glucosa unas 200 veces mayores que las de las células normales que les dieron origen; y esto ocurre, como ya hemos mencionado aún con un aporte pleno de oxígenoOtto Warburg, un importante fisiólogo alemán que obtuvo el premio Nobel de Medicina en 1931 por su tesis postuló que este cambio en el metabolismo es la causa fundamental del cáncer, hipótesis que actualmente se conoce como hipótesis de Warburg. De hecho, fue el primero en designar al cáncer como enfermedad metabólica.

 

Otto Heinrich Warburg (1883-1970) recibió el premio Nobel por descubrir la causa primaria del cáncer en su tesis “La causa primaria y la prevención del cáncer“. Según el Sr. Warburg, el cáncer es la consecuencia de una alimentación antifisiológica y un estilo de vida antifisiológico.

En la misma línea de investigación, Thomas Seyfried, al igual que Warburg afirma que el cáncer es una enfermedad metabólica y no genética, una hipótesis que según parece, ha despertado un especial interés sobre todo en la comunidad científica y médica en cuanto al tratamiento más efectivo de esta enfermedad.

El propio Thomas propone que privar al cáncer de su combustible es la solución probablemente más coherente y efectiva; motivo por el cual cada vez existen mayores líneas de investigación en cuanto a la aplicación de terapias cetogénicas o del Ayuno Intermitente como estrategia que mejora la efectividad de los tratamientos convencionales.

El cáncer, tal como hemos dicho a lo largo de este artículo, crece a velocidades abrumadoras , generando enormes cantidades de energía (ATP) a partir de glucosa y glutamina. Teniendo esto en cuenta, Seyfried propondría impedir el acceso a estos combustibles para que muera de hambre. De hecho, en su web ha reportado y publicado numerosos casos de remisión del cáncer en pacientes terminales (glioblastoma mutiforme) abriendo una brecha en la comunidad médica.

La dieta cetogénica junto al Ayuno Intermitente, proponen por tanto, que nuestro organismo se alimente principalmente de ácidos grasos para abastecer y cubrir nuestras necesidades energéticas, junto con los cuerpos cetónicos para su uso principal por el órgano maestro (el cerebro) y única y exclusivamente sintetice la que necesite a través del ya conocido proceso de “gluconeogénesis”.  Este tipo de estrategia, junto la adición de fármacos que ayuden a lograr tal fin (como la Metformina) y otras terapias como el oxígeno hiperbárico, el tratamiento con ozono, etc; resulta según palabras del propio investigador “el tratamiento definitivo y menos invasivo”.

Muchas preguntas por resolver, muchas esperanzas en el horizonte. Lo que está claro es que la comunidad médica y científica están aunando esfuerzos que según parece, podrían ofrecer respuestas definitivas muy pronto. En cualquier caso, en nuestras manos queda silenciar o activar ciertos genes dependientes de nuestros hábitos que pueden modificar significativamente el riesgo de contraer enfermedades; que es lo que en definitiva se encarga de investigar la epigenética.

De la Dieta Cetogénica y del Ayuno Intermitente hablaremos muy pronto en el Blog.

Y recordar: la información contenida en este blog, no es consejo médico.

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