Hoy en día, hablar de salud integral sin contemplar la importancia que tiene nuestra salud intestinal o digestiva, es cuanto menos, atrevido.
Muchos son conocedores del papel que desempeña cuidar de la alimentación, realizar ejercicio físico a diario e incluso otros hábitos de los que ya he hablado anteriormente en el blog (ver entrada de «Habitos Ancestrales») pero olvidan o desconocen la influencia que ejerce sobre la salud global, nuestra microbiota.
Por eso en este artículo, detallaré la relación que existe entre nuestra microbiota y la salud, así como con la mayoría de patologías o enfermedades. También conoceremos las principales funciones de este órgano olvidado y profundizaremos acerca de las causas de la disbiosis, así como su tratamiento.
Una vez dicho esto, espero que os pueda ayudar este post.
MICROBIOTA, EL ÓRGANO OLVIDADO
Técnicamente hablando, la microbiota: es todo aquel conjunto de microorganismos vivos o bacterias albergados en el cuerpo humano, que colonizan la piel, el aparato digestivo, la boca e incluso el aparato genital.
Fisiológicamente hablando, los seres humanos albergamos cantidades elevadas de diversos tipos de microorganismos que constituyen un importante ecosistema. De hecho, existen alrededor de 100 millones de bacterias de más de 300 especies distintas, que llevan a cabo diferentes funciones indispensables para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Pese a que la piel, la cavidad oral o el tracto vaginal son lugares perfectos para permitir el crecimiento de estos microorganismos, el tubo digestivo es con diferencia el que representa mayor porcentaje de nuestra microbiota, llegando a albergar mas del 95% del total de estas bacterias.
La microbiota se va desarrollando a medida que avanza la vida, de forma que su composición es diferente en la infancia y adolescencia que en la vida adulta.
Pese a que la mayoría de personas tenga la idea generalizada de que todas las bacterias resultan patógenas para nosotros (En biología un patógeno es cualquier microorganismo capaz de producir alguna enfermedad o daño en un huésped), en realidad la relación que existe entre la microbiota y nuestro organismo es simbiótica, es decir que mientras que las bacterias realizan una función protectora frente a enfermedades y agentes patógenos y de ayuda en la metabolización de los alimentos ingeridos, el organismo les ofrece un lugar donde vivir. Por eso, un desequilibrio entre las comunidades bacterianas, bien sea de tipo o de cantidad, puede dar lugar a múltiples patologías, siendo incluso el origen de muchas enfermedades modernas. Es lo que se conoce con el término de: disbiosis.
Hoy día, existe un consenso generalizado en toda la comunidad científica acerca de la importancia que tienen todo el conjunto de bacterias intestinales en el desarrollo de nuestro sistema inmune, en nuestra conducta e incluso en nuestro estado de ánimo.
Si quieres conocer más en profundidad la relación entre microbiota y salud digestiva, te recomiendo que escuches los siguientes episodios del podcast:
- Microbiota y eje Intestino-Cerebro, con Laura Diaz
- Prebioticos, Probioticos y Simbióticos, con la Dra.Olalla Otero
- Microbiota y Salud Digestiva, con David Vargas
Por ahora, pasemos a conocer sus principales funciones.
FUNCIONES DE LA MICROBIOTA
La microbiota podría entenderse como un órgano metabólico (ver más) y como acabamos de ver, las bacterias que conviven con nosotros dentro de nuestro intestino no son malas, sino todo lo contrario.
Hemos coexistido con ellas a lo largo de toda nuestra evolución, hasta el punto de delegarles funciones biológicas tan importantes como:
- Protección frente a bacterias patógenas que pueden provocar enfermedades: la microbiota es una barrera que protege al organismo, entre otras cosas, de: microorganismos patógenos, sustancias carcinógenas, metales tóxicos, químicos nocivos presentes en el ambiente y partículas de polvo y suciedad (estudio1), (estudio2),
- Modulación de nuestro sistema inmune: hay estudios que sugieren que hasta el 70% del sistema inmunológico depende de la microbiota. De hecho, más del 80% de nuestras células inmunológicas se encuentran en el intestino. Por tanto, la microbiota contribuye a que nuestro principal sistema de defensa funcione adecuadamente (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29039142/).
- Regulación del metabolismo y balance energético. Influyen tanto en la absorción de nutrientes como en nuestra respuesta metabólica a los alimentos (estudio1), (estudio2).
- Digestión de alimentos: la microbiota permite digerir algunos componentes de los alimentos que el organismo no puede digerir y metabolizar por sí mismo. Por ejemplo, la fermentación de la fibra produce ácidos grasos de cadena corta (en el colon) como el butirato, que es un potente antioxidante que contribuye a equilibrar los niveles de colesterol y triglicéridos, y nos protege frente a enfermedades (estudio1).
- Producción de vitaminas: algunas fundamentales para el mantenimiento de la salud, como son la vitamina K y la B12. (ver estudio)
- Regular la secreción de neurotransmisores intestinales, insulina y péptidos fundamentales para procesos vitales: hoy se sabe que la microbiota, influye en el desarrollo y las enfermedades del sistema nervioso central y entérico, modula nuestro estado de ánimo (síntesis de serotonina, GABA, Dopamina, etc) (estudio), ejerce un papel protector frente a la demencia, el alzheimer o incluso enfermedades metabólicas (estudio),
ALTERACIONES DE LA MICROBIOTA Y ENFERMEDAD
Muchas son las causas que pueden generar alteraciones en la microbiota, como:
- EL abuso de antibióticos u otros medicamentos. (ver estudio),(ver estudio 2)
- Comida industrial, dieta rica en ultraprocesados y baja en fibra. (ver estudio),(ver estudio 2)
- Elevados niveles de estrés: (ver estudio),(ver estudio 2)
- Consumo de edulcorantes artificiales (ver estudio),(ver estudio 2)
- Contaminantes ambientales (ver estudio)
- La disminución en la secreción de ácido gástrico (hipoclorhidria), jugos pancreáticos o enzimas digestivas.
- Sufrir infecciones gastrointestinales como gastroenteritis aguda o infección por helicobacter pylori
contribuyendo a un desequilibrio entre la cantidad o el tipo de cepas bacterianas (disbiosis) que termina perjudicando a nuestro organismo, e incrementando el riesgo de infecciones y de desarrollar todo tipo de enfermedades o patologías digestivas, metabólicas, etc. Estas son las más conocidas:
- Permeabilidad Intestinal: es la propiedad y capacidad que tienen las membranas del intestino para permitir el paso de nutrientes que provienen de la dieta, bloqueando el paso de sustancias tóxicas, bacterias y virus que pueden dañar el organismo. De forma fisiológica, el intestino es permeable, de manera que selecciona los nutrientes que van a entrar en el cuerpo, defendiendo al organismo de numerosas sustancias que pueden ser perjudiciales para la salud. Cuando este sistema (tu mucosa intestinal) se daña, se desencadena toda una serie de reacciones que pueden dar lugar a trastornos autoinmunes o enfermedades de mayor gravedad como lupus, artritis reumatoide, esclerosis múltiple, etc.
- Sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO): Las bacterias intestinales deberían concentrarse en el colon, pero en algunos casos se desarrollan en exceso en el intestino delgado, provocando problemas.
- Enfermedad de Crohn: una afección o enfermedad intestinal inflamatoria por la cual resultan inflamadas ciertas partes del tubo digestivo, casi siempre el extremo inferior del intestino delgado y el comienzo del intestino grueso (colon), muy relacionada con la colitis ulcerosa.
- Colitis Ulcerosa: una enfermedad que causa inflamación y úlceras en la membrana que recubre el recto y el colon.
- Obesidad: existe una clara relación entre microbiota y obesidad (ver estudio), siendo la disbiosis, una de las causas que dificulta la pérdida de peso. Por ejemplo ensayos controlados en ratones demuestran que a igualdad de calorías, distintas microbiotas producen diferentes acumulaciones de grasa (ver estudio).
Como siempre sucede, para poder elegir un abordaje acertado o un tratamiento efectivo para prevenir o revertir la disbiosis, es preciso identificar cuáles son sus síntomas más comunes.
SINTOMAS DE LA DISBIOSIS
Los siguientes, son algunos de los síntomas que pueden hacerte sospechar que tienes disbiosis intestinal:
- Molestias digestivas: incluyen la diarrea alternada con el estreñimiento, hinchazón abdominal, gases, náuseas, eructos o digestiones pesadas.
- Tendencia a intolerancias alimentarias, lo que conduce a dejar de tomar determinados alimentos por los problemas digestivos asociados
- Distensión abdominal, caracterizada por una visible inflamación.
- Cambios en las heces: en su color, forma o composición.
- Trastornos de la piel: como el acné y el picor continuo.
- Agotamiento permanente: sensación de estar cansado sin motivo aparente.
- Dolor de cabeza y migrañas: manifestación de la relación entre eje intestino-cerebro.
- Tendencia a infecciones: tanto digestivas como vaginales u de otro tipo.
- Cambios en el peso: pudiéndote hacer ganar sobrepeso.
Si padeces varios de los síntomas anteriores y quieres salir de dudas, entonces te sugiero que para poder tener un diagnóstico acertado, pruebes a realizarte los siguientes test:
- Test de microbiota intestinal: existen varios laboratorios dedicados a ello y Mediante una muestra de heces se reclutan y observan todas las familias y tipos de microorganismos que habitan en el intestino del paciente, además de detectarse claramente cuál o cuáles están en sobrecrecimiento
- Test de aliento: Es una prueba indirecta que consiste en tomarse un sobre con glucosa o lactulosa y después soplar en unos tubitos para recoger muestras de aire espirado cada 15 minutos durante tres horas. Una máquina analiza estos gases y, según las concentraciones de hidrógeno o metano en cada muestra, se puede ver en qué parte del intestino existe sobrecrecimiento bacteriano
Una vez conocidas las principales causas, síntomas y pruebas de detección de Disbiosis, conozcamos ahora como abordar su tratamiento:
TRATAMIENTO PARA LA DISBIOSIS
Al igual que sucede con un bosque quemado, generar un ecosistema bacteriano saludable después de identificar una microbiota dañada o alterada, requiere de cierto tiempo y de implementar determinadas precauciones y estrategias para volver a recuperar un estado de equilibrio (simbiosis).
Una vez entendido el problema, veamos qué cambios en la dieta pueden ayudarnos a resolverlo.
- Alimenta a tus bacterias: el momento del nacimiento de una persona resulta clave para la formación de su microbiota. La microbiota tiene una transmisión vertical, materno-filial, que se produce en el parto. En un parto vaginal normal, se da una contaminación por la microbiota vaginal y rectal materna. Ese primer contacto con microorganismos que ocurre en el tracto digestivo en el momento de nacer es muy importante para el desarrollo futuro del bebé. Posteriormente, el recién nacido recibe microorganismos procedentes de los alimentos, especialmente de la lactancia materna, pero también del exterior. Por último, de adulto, el factor con más impacto en la microbiota es la alimentación. Por tanto, Dentro de los aspectos que podemos considerar para mejorar nuestra microbiota, existen 4 factores clave a tener en cuenta, con el fin de lograr una óptima diversidad microbiana.
- Llevar una dieta diversa (variedad de vegetales, carnes, pescados, etc)
- Incluir suficientes tipos de fibra (beta-glucanos, Pectinas, Inulina..)
- Consumir distintos tipos de polifenoles (café, té, especias, vegetales…)
- Reducirel consumo del ultraprocesados y azúcar.
- Añade Probioticos y Prebioticos a tu dieta: Los probióticos son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a incrementar nuestra diversidad microbiana. Por su parte, los prebióticos son alimentos (generalmente con alto contenido de fibra) que actúan como nutrientes para la microbiota humana (ver estudio)
- Evita los medicamentos: especialmente los antibióticos y antiinflamatorios (especialmente en ayunas), el consumo de azúcar, ultraprocesados y alcohol, así como el consumo de edulcorantes. ( ver estudio), (ver estudio), (ver estudio)
- Reduce tus niveles de estrés: puesto que elevaciones del cortisol, comprometen tu salud digestiva, especialmente afectando a tu capacidad para digerir correctamente los alimentos. (ver estudio)
- Haz ejercicio físico: Sin duda alguna, el ejercicio físico en diferentes dosis e intensidades parece ser un elemento exógeno con la capacidad de inducir cambios favorables en el ambiente y composición bacteriana del tracto gastrointestinal (ver estudio)
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Hasta aquí el artículo de hoy. En otro artículo profundizaremos acerca de la microbiota y el sistema inmune, así como su relación en trastornos autoinmunes, de origen inflamatorio.
Espero que os haya gustado.