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CronobiologíaHábitos ancestralesEXPOSICIÓN AL SOL Y CÁNCER DE PIEL

Por mucho que nos quieran hacer creer que el sol puede resultar perjudicial para la salud, en realidad, tal y como siempre sucede en el ámbito de la salud, la mayoría de mensajes que nos llegan de los organismos oficiales son simplistas, sesgados y totalmente descontextualizados.

Además, desde una perspectiva evolutiva, echando una mirada hacia el pasado del que provenimos, enseguida nos daremos cuenta de que afirmar que el sol puede perjudicarnos o ser nocivo para nuestra salud, es igual de absurdo que decir que el consumo de agua puede hacer que enfermemos.

Precisamente por todo ello es por lo que siempre me gusta recordar una gran frase que leí una vez en algún libro que dice lo siguiente:

“Solo hay alguien más peligroso que aquel que no sabe nada, y es aquel que tan solo sabe un poco”.

Con todo el mensaje que quiero defender, es que en lugar de temer todo aquello que desconocemos o no conocemos en profundidad, deberíamos investigar e informarnos debidamente antes de adoptar cualquier tipo de postura u opinión al respecto.

En la década de los 70, los 80 y los 90, las grasas fueron declaradas el enemigo público de la salud y sin embargo, hoy en día tenemos datos suficientes para retractarnos de seguir creyendo  esa idea absurda. De hecho, igual que con las grasas lo mismo ha sucedido con otros muchos falsos mitos como que “no debemos comer huevos todos los días” o que “debemos comer cada 3 horas si deseamos acelerar el metabolismo”. Todas ellas creencias populares arraigadas que han hecho mucho daño a nuestra sociedad. Aunque por suerte, hoy las cosas están cambiando.

Pasemos a conocer cuáles son algunos de los más reconocidos beneficios de la exposición al sol y aprovechemos también para arrojar luz a todos aquellos falsos mitos que relacionan la exposición al sol con un mayor riesgo de cáncer de piel.

 

EL SOL, MEDICINA ANCESTRAL:

A principios del siglo pasado, las herramientas de la medicina eran escasas, y desde luego no contaban con los avances de los que disponemos hoy en día, por lo que en aquel entonces debían aprovechar las que ofrecía la naturaleza, siendo el sol una de ellas.

De hecho, muchos hospitales de aquella época, solían trasladar las camas al exterior durante una gran parte del año (especialmente en épocas estivales), porque de algún modo intuían que el sol ofrecía curación y que aquellos pacientes que tenían un mayor contacto con el astro rey, misteriosamente se recuperaban antes de muchas enfermedades.

En un contexto carente de antibióticos, el sol era una de las pocas estrategias conocidas efectivas para luchar contra enfermedades como la tuberculosis. Hoy en día y tras más de un centenar de años hemos comprobado que la exposición al sol refuerza la inmunidad innata y aporta múltiples beneficios para la salud. Veamos a continuación algunos de los más reconocidos

 

BENEFICIOS DE LA EXPOSICIÓN A LA LUZ DEL SOL:

Tal y como expuse en mi libro “El Manual de la Cronobiología y los Ritmos Circadianos”, desde la invención de la luz eléctrica hacia finales del siglo XIX, hasta la época en la que nos encontramos en la actualidad, nuestra relación con los ciclos naturales de luz y oscuridad ha dado un giro de 180 grados, y nada tiene que ver con el estilo de vida que mantuvieron nuestros ancestros durante el 99% de nuestra historia en la tierra.

Históricamente, tanto el comienzo de la jornada como el final, lo marcaba el sol y no un despertador o un horario de trabajo. Tal vez por ello, en la era moderna en la que nos encontramos donde nos pasamos el día encerrados entre 4 paredes sin apenas ver la luz del sol y la noche frente a dispositivos electrónicos modernos con pantallas que emiten una intensa luz azul, exponernos a la luz natural inmediatamente después de despertarnos por la mañana, haya demostrado ser el estímulo ancestral necesario para sincronizar nuestro reloj biológico maestro (situado en el núcleo supraquiasmático) y por tanto para optimiza el funcionamiento de toda nuestra fisiología (estudio), mitigando el impacto de la luz artificial por la noche (estudio, estudio,) e incluso mejorando nuestro descanso (estudio,).

Pero es que además, el sol es mucho más que un sincronizador de nuestros ritmos circadianos.

Al exponernos a la luz natural, se activa nuestro cerebro (estudio), se eleva nuestro nivel de alerta y a su vez, también nuestro rendimiento cognitivo. De hecho, existen estudios que demuestran que los rayos ultravioleta (UVB) potencian este efecto dopaminérgico cuando contactan la piel, al regular la síntesis del neurotransmisor glutamato (estudio).  Tal vez eso explicaría por qué aquellos niños en edad escolar que cuentan con ventanas mayores en sus aulas, presentan mejores resultados que los de otras aulas sin luz natural (estudio). Además y si hablamos de rendimiento y productividad, aunque la luz del sol sea obviamente lo más aconsejable, la exposición a luz azul brillante e intensa durante el día (que es precisamente la luz led presente en la mayoría de oficinas y colegios de hoy en día) también ha demostrado incrementar el rendimiento laboral (estudio). Es más, en algunos ensayos controlados, se ha comprobado como una hora de exposición a luz azul produce mejoras equivalentes a una buena dosis de cafeína (estudio).

Por otra parte, como indican otros estudios exponernos al sol reduce nuestro riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Parkingson o la demencia (estudio).

Además, la exposición al sol previene también el trastorno afectivo estacional que suele darse en invierno y especialmente en países nórdicos, donde precisamente la tasa de suicidios es mucho mayor que en el resto de Europa muy probablemente por la ausencia de luz natural. Por eso es por lo que también es un dato bien confirmado y reconocido por la comunidad médica y científica, que exponerse al sol incrementa los niveles de serotonina (estudio) reduciendo los niveles de cortisol e incrementando, como hemos visto el rendimiento cognitivo (estudio).

Por otro lado, un dato que posiblemente le resultará muy curioso a la mayoría es que la exposición a la luz natural disminuye considerablemente el riesgo de miopía. De hecho, en sociedades ancestrales es un trastorno poco común y frecuente. En ese sentido, hoy tenemos a nuestra disposición algunos metanálisis confirmando una  relación directa entre más tiempo en exteriores y menores tasas de miopía.

Por si todo lo anterior fuera poco, tal y como decía inicialmente, desde hace tiempo se conoce la relación entre déficits de vitamina D y mayores tasas de enfermedad autoinmune que son además más comunes en países con menor exposición solar, por lo que exponernos diariamente al sol refuerza nuestro sistema inmune y disminuye el riesgo de por ejemplo: enfermedad de Crohn, esclerosis múltiple, psoriasis, etc.

Además, cuando los rayos ultravioleta del sol contactan nuestra piel, se libera óxido nítrico en sangre (estudio), reduciendo la presión arterial (estudio) y el riesgo de enfermedad cardiovascular (estudio). Es más, La propia Sociedad Europea de Cardiología reconoce los beneficios del sol para tu corazón

Una vez dicho esto y después de todo lo mencionado, uno podría pensar que el sol cuenta con argumentos más que suficientes como para que desde luego nos interesemos por incluirlo en nuestro estilo de vida y sin duda no le faltaría razón. Pero los beneficios anteriores son tan solo los más reconocidos, aunque no los únicos.

Por ejemplo:
  • También sabemos que aunque la obesidad sea multifactorial, la luz solar parece también modular la microbiota intestinal a través de un posible eje piel-intestino (estudio), y debemos recordar que la microbiota también desempeña un papel en la pérdida de grasa. Además, Un estudio reciente descubrió un mecanismo todavía más sorprendente que indicaba que las células grasas (adipocitos) perciben la radiación ultravioleta, reduciendo su tamaño al exponerse al sol.

En resumen, la luz del sol aporta múltiples beneficios para la salud y debería formar parte de cualquier estilo de vida saludable, siendo recomendable una exposición frecuente pero coherente, que es precisamente de lo que vamos a hablar a continuación.

EXPOSICIÓN AL SOL Y CÁNCER:

De entrada, escuchar la palabra cáncer es algo que produce temor y respeto para todos nosotros. Tal vez por ello, al escuchar asociaciones que impliquen cualquier práctica con esta enfermedad, las adoptemos como creencias irrefutables.

Sin embargo, si nos limitamos a analizar la relación entre la exposición al sol y el riesgo de cáncer, enseguida veremos que la mayoría de estudios científicos parece confirmar una correlación inversa; es decir, a mayor exposición al sol, menor riesgo de casi todos los tipos de cáncer, incluyendo próstata próstata (estudio), pulmón (estudio), pecho (metaanálisismetaanálisismetaanálisis,) colorrectal (estudio), leucemia (estudio), páncreas (estudio), vejiga (estudio), linfoma (estudio) etc; todos ellos mucho más peligrosos que el melanoma.

Además debemos diferenciar de entrada dos tipos de cáncer de piel:
  • El melanoma: el cual se produce en los melanocitos, (que las células de la piel que producen la melanina).
  • El NO melanoma: que ee forma en la capa externa de la piel (células basales o escamosas)

La diferencia entre ambos es que el melanoma es menos frecuente pero más peligroso, por su capacidad de generar metástasis si no se trata a tiempo, mientras que el NO melanoma, es mucho más común pero también poco peligroso y fácilmente tratable y curable al 100%

¿Y qué dice la evidencia?
  • La mayoría de estudios concluyen que la acumulación de radiación solar favorece el cáncer de piel superficial, pero no el melanoma (estudio). De hecho, el mayor crecimiento de melanoma se suele producir en zonas del cuerpo con poca exposición al sol (estudio,estudioestudio) y una Mayor exposición acumulada al sol reduce precisamente el riesgo de melanoma.

La conclusión de todo lo anterior es clara: el sol no es el problema, sino nuestra nueva relación con él. Está claro que si una persona que pasa el día encerrada en una oficina con apenas contacto con el sol, que vive en Noruega, coge un vuelo hacia el Caribe y al llegar, se tumba 8 horas seguidas en playa del Carmen de la Riviera Maya, se quemará y pondrá en riesgo su salud y la de su piel ( que por desgracia es el patrón actual que predomina en la sociedad moderna).

Por lo tanto, resulta absurdo comparar una exposición desmedida e incoherente con el sol como la que la mayoría de personas implementa por querer lucir su “broceado” exprés en el video de tik tok o en la foto de Instagram, con una exposición contínua y gradual durante todo el año, como por ejemplo la que mantienen la mayoría de campesinos o trabajadores que  realizan labores al aire libre. El patrón de exposición moderno es antinatural y dañino.

Como siempre sucede: en la medida está la clave, por eso el melanoma está asociado principalmente a una exposición solar intermitente o vacacional, y disminuye paradójicamente con una exposición continuada (estudio). De hecho, podríamos hacer la analogía con el ejercicio físico. A nadie se le ocurriría decir que el ejercicio físico adaptado al contexto y el estado físico de una persona puede resultar perjudicial para la salud, del mismo modo en el que a nadie tampoco se le ocurriría que tras 5 años de inactividad y sedentarismo ponerse a correr 40km.  Espero que se entienda la analogía.

Por lo tanto y en resumen, exponernos al sol de manera coherente, gradual y frecuente puede aportarnos todos sus beneficios sin ningún tipo de riesgo. Ahora  bien, es tu línea genética la que determina la dosis óptima de sol y si lo que quieres saber es cuánto es suficiente, solo tienes que usar el sentido común:  y cuando la piel empieza a enrojecer, es que ya has tenido más que suficiente. Por lo tanto, resulta obvio que lo importante es evitar las quemaduras, cuya aparición continuada sí se relaciona con mayor riesgo de melanoma (estudioestudio)

Por otro lado, si bien es cierto que los protectores solares reducen el riesgo de quemadura y aumentan nuestra tolerancia al sol, no debemos olvidar que también tienen sus riesgos. Por ejemplo algunos protectores solares bloquean los rayos UVB (que son fundamentales para la síntesis de vitamina D ) pero no los UVA (que son los que atraviesan fácilmente la atmósfera, alcanzando toda la superficie terrestre y llegan a las capas más profundas de la piel, elevando el riesgo de melanoma). Esto evita que la piel se enrojezca, creando una falsa sensación de seguridad y aumentando la exposición total.

Al pasar más tiempo bajo el sol absorbes más rayos UVA pero no produces suficiente vitamina D (al bloquear los UVB). Esta combinación, alta exposición a rayos UVA y baja vitamina D, es también peligrosa (estudio). Por lo tanto hay que tenerlo presente.

CONCLUSIÓN Y RESPUESTAS FINALES:

Si como acabas de ver, eres una persona con la piel muy blanca y de repente de expones 4 horas seguidas al sol, probablemente te quemes, elevando efectivamente tu riesgo de melanoma. Ahora bien, si te vas a exponer 30 minutos al día embadurnado de crema o protector solar creyendo que el sol va a matarte directamente, también es posible que no obtengas la mayoría de sus beneficios, por temores descontextualizados.

Como siempre, en la coherencia está la clave y si quieres obtener todos los beneficios del sol, deberás exponerte gradualmente y con frecuencia, durante todo el año. Además, recuerda que para optimizar la producción de vitamina D, necesitamos los rayos UVB (estudio) y lejos de los que nos dicen las recomendaciones oficiales, estos llegan a la tierra principalmente a mediodía. Por ello, una exposición breve a mediodía optimiza la producción de vitamina D minimizando la exposición total a radiación.

Por otro lado, el posible daño del sol no depende sólo de la cantidad recibida, sino de tu capacidad regenerativa. Según este estudio: «Exposiciones cortas alrededor del mediodía deberían ser recomendadas, en vez de exposiciones más prolongadas por la tarde. Esto ofrecería una mayor producción de vitamina D con mínimo riesgo de melanoma«.

Por lo tanto y en definitiva, si deseas mejorar tu salud, exponte a la luz natural de la mañana tan pronto como te despiertes, con el fin de sincronizar tu reloj biológico maestro y si deseas obtener todo el conjunto de beneficios citados, basta con que después de tu comida del mediodía y en medida de lo posible, tomes un buen café o una infusión exponiéndote gradualmente durante 20 o 30 minutos diarios, con la menor ropa posible y en contacto directo. Tu salud, te lo agradecerá.

 

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